DOS DRAMÁTICOS ENVÍOS DE VALLEJO[1]
César Vallejo, que ya había pasado 112 días en una cárcel de Trujillo acusado de provocar un incendio, que ya había sido cesado como profesor del colegio Guadalupe y que ya había bebido la cicuta de la crítica limeña tras la aparición de “Trilce”, se embarca rumbo a Francia en junio de 1923. Estas dos cartas prueban hasta dónde llegaron las pellejerías que el enorme poeta, incapacitado para lidiar con la vida de todos los días, hubo de sufrir hasta su muerte, en 1938. La primera está dirigida a su gran amigo español Juan Larrea, con quien fundara la revista “Favorables París Poema”. La segunda fue remitida al peruano Pablo Abril de Vivero, que lo embarcó en otro fugaz intento: el hebdomadario “La semana parisién”. Las cartas hablan por sí solas.
París, julio 26 de 1926
Te agradezco tu gentileza, enviándome el dinero que me permití pedirte prestado, a causa de mi angustiosa situación ocasionada por esos hijos de puta de Mundial que hasta ahora no me mandan lo que deben. ¿Qué te parece? Estoy reventando de indignación. Yo no habría vuelto a molestar, si como lo esperaba, hubiera recibido esos dineros de América. De todos modos te agradezco en el alma tus nuevas finezas fraternales, que me prueban siempre tu interés por mi vida… Te debo 300 pesetas. Si te vinieses antes de que paguen mi beca, yo la haría cobrar después con Pablo, y yo te pagaré aquí. En todo caso te envío mi carta para que te presentes el 1° al pagador.
La vida encarece de manera terrible. Tú vas a ver cuando vengas.
Te ruego me proporciones, si te es posible, cien pesetas más, a la mayor brevedad, pues temo que Mundial siga aún en silencio y me voy a ver otra vez sin un céntimo. Si te es posible envíamelas esas cien pesetas cuanto antes. Al recibir de Mundial te pagaré aquí. No tengas cuidado.
He vuelto a pedir congé en mi hotel, para irme alrededor del 10, fecha de tu regreso a París. Me ocupo de buscar nuestro hotel en las mejores condiciones posibles. En mi próxima te daré los resultados concretos.
Supongo que habrá mucho calor allí y que estarás culeando en dosis superlativas. ¡Ah! ¡zorrillo! En tanto, aquí, Marie Louise me pregunta siempre por ti, deseosa, sin duda, de charlestonear en el dancing y en la cama contigo.
Espero tu pronta respuesta y te envía un fuerte abrazo tu hermano
César
París, octubre 2 de 1926
Mi querido Pablo:
Supongo que estará usted de regreso de San Sebastián, donde deseo que haya pasado días bonitos.
Espero recibir de un momento a otro su libro y sus últimas indicaciones para su impresión…
De mis 330 pesetas cobradas en Madrid no me quedó casi nada, después de mis gastos de pasaje, de derechos de examen y de una nueva matrícula; hotel, etc. Usted ya puede comprenderlo. En estos momentos carezco de medios en absoluto. Por eso, abusando de su excesiva gentileza para conmigo, le ruego, si situación económica lo permite, me haga el favor de prestarme 200 pesetas, las mismas que las devolveré religiosamente en los primeros días de Noviembre, en que iré a Madrid a cobrar mi pensión de Sbre. y Octubre juntos. En ese viaje cobraré 660 pesetas y estaré en condiciones de devolverle su préstamo, sin mayores dificultades. Puede usted estar seguro de ello. Por si no le es posible este milésimo servicio que me atrevo a pedirle, Pablo querido, no se preocupe de él y es como si no se lo hubiera pedido. Muy bien sé el generoso y fraternal interés con que usted ha visto siempre cuanto conmigo se relaciona. Así es que no tengo derecho de mortificarlo más y más.
Mis cordialísimos saludos para Vallecito, Bentín y Fry. Para usted todo el cariño de su agradecido amigo.
César
[1] HILDEBRANT EN SUS TRECE
2010 “Dos dramáticos envíos de Vallejo”. Hildebrant en sus trece. Lima, año1, número 16, pp.25.
No hay comentarios:
Publicar un comentario