TRES CARTAS VERGONZOSAS DE HAYA DE LA TORRE[1]
“Mariátegui no transigirá porque es inválido, porque es cojo y porque es fantaseador”.
En 1929, Víctor Raúl Haya de la Torre ve en peligro la precaria organización del Apra. Algunos apristas optan tomar el camino socialista de José Carlos Mariátegui, la célula aprista de París se autodisuelve, gente como Esteban Pavletich empieza a apartarse. En medio de esa tormenta, el líder del Apra le escribe tres cartas seguidas a Eudosio Ravines, aprista de la primera hora, comunista después y agente de la CIA al final de su triste vida. Las cartas retratan a un Haya que también podía ser lo suficientemente miserable como para burlarse de la invalidez de Mariátegui.
PRIMERA CARTA
Berlín 19 de febrero 1929
Mi querido Eudosio:
…Yo renuncio. ¿Crees tú que podría pedirse a Palacios la aceptación de la jefatura aprista y dejar para el primer congreso nuestras divergencias actuales?
¿Crees tú imposible que nos unamos en todo lo que tenemos de común y abandonemos por un momento las discusiones excesivas?
Lo espero de ti. Haya de la Torre se va. Toma el camino del cuadro, del pelotón, de la fila. NO conspirará, no hará nada sin la orden de los nuevos jefes…
Pero que esto sirva. Ve bien. Pon los ojos de tu conciencia frente a la realidad. Que se salve el Apra. Si quieren que el Partido Peruano muera como aprista, que muera. Yo tengo que transigir. Mariátegui no transigirá nunca porque es inválido, porque es cojo y porque es fantaseador. Yo transijo. Que muera el P.N.P. pero que viva el Apra…
Ve a los compañeros. Heysen te mostrará el mensaje que no envié a ti porque no respondías. Me equivoqué. Creí que entrabas de lleno en el anarquismo. Creí que regresabas. Me alegra ver que estás libre de él aunque te queden los contagios de la infección que sufre Mariátegui en las piernas, contagiada al cerebro y transmitida por infección postal hasta Europa. Necesitamos profilaxia…
Victor Raúl.
SEGUNDA CARTA
Berlín, marzo 22, 1929
Querido Eudosio:
…Recibí abundante correspondencia del Perú vía México, vía Nueva York y vía Buenos Aires. La campaña contra mí es inmensa. Mariátegui la empuja. Todos los datos anuncian que hay consigna terminante de Moscú de acabar conmigo.
Pero yo les evitaré el trance. Me separo. Tan pronto como me levante (Haya tenía en ese momento una bronquitis con posibilidades de convertirse en neumonía, nota de “Hildebrant en sus trece”) redactaré un manifiesto a los obreros, estudiantes, etc. del Perú anunciando mi retiro total, definitivo de toda lid política en el país…
El antiimperialismo me tendrá siempre en sus filas pero desde más lejos… Desde la ciencia, no desde las guerrillas hoy inundadas de porquería…
Sé que el fascismo militar como el de Chile se prepara para el Perú. Mariátegui, como los comunistas italianos del 21, le abre las puertas. El Mussolini con charreteras del Perú (ayudado por el imperialismo) le levantará a Mariátegui un monumento con pata… No me iré sin blandir lo que queda del cuerpo de Mariátegui en alto por el muñón. Le dejaré caer en su propia porquería y ahí será rey… ¡Vive le roi!
En México hay otro poetita en contra mía: Pavletich. Su odio es paranoico, específico. Viene porque me opuse terminantemente a que le quitara a Serafín del Mar, Magda…
Ustedes adelante. Limpien todo lo que puedan. Escribe al Perú y hazles ver que están jugando con fuego. Yo nada puedo. Estoy liquidado.
Ahora a trabajar en el destierro vitalicio. Espero levantarme pronto y seguir adelante. No me iré de la vida sin dejar algo que justifique una vez más…
Un fuerte abrazo y hasta pronto,
V.R.
TERCERA CARTA
Berlín, 30 de marzo de 1929
Querido Eudosio:
…Créeme que disculpo y hasta justifico tu posición al lado de Mariátegui. Los dos están lejos de la realidad peruana y americana. El uno en una silla de ruedas y tú en otra, en Europa, que es una silla de ruedas de las más peligrosas porque lo arroja a uno por los planos inclinados de la falsa visión de nuestros medios…
La posición de Mariátegui es lógica. Limeñísima. Eso no es sino limeñismo revolucionario, colonialismo, extranjerismo y engreimientos del inválido. Ha hecho mucho daño y hará más. Yo no he pensado nunca en entrar con él en polémica alguna. Amauta y Labor justifican la libertad de prensa que da el Padrecito Leguía. Son unos héroes. Sufren como mártires. Dios los bendiga y se los lleve al cielo…
Tu hermano V.R.
[1] HILDEBRANT EN SUS TRECE
2010 “Tres cartas vergonzosas de Haya de la Torre ”. Lima, año 1, número 6, pp. 31.
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