LIBROS COMO BOTÍN DE GUERRA[1]
Al excmo. Señor Christiancy, ministro de Estados Unidos en el Perú.
Lima, marzo 10 de 1881
Lima, abril 5/1881
El infrascrito, director de la Biblioteca Nacional del Perú, tiene el honor de dirigirse a v.e. pidiéndole haga llegar a conocimiento de su gobierno la noticia del crimen de lesa civilización cometido por la autoridad chilena en Lima. Apropiarse de bibliotecas, archivos, gabinetes de física o anatómicos, obras de arte, instrumentos o aparatos científicos y de todo aquello que es indispensable para el progreso intelectual, es revertir la guerra con carácter de barbarie ajeno a las luces del siglo, a las prácticas del beligerante honrado y a los principios universalmente acatados del derecho.
Rendida la capital el 17 de enero a las fuerzas chilenas, transcurrió más de un mes respetando el invasor los establecimientos de instrucción. Nadie podía recelar, sin inferir gratuito agravio al gobierno de Chile, gobierno que decanta civilización y cultura, que para él serían considerados como botín de guerra los útiles de la universidad, el gabinete anatómico de la escuela de Medicina, los instrumentos de las escuelas de Artes y de Minas, los códices del Archivo Nacional ni los objetos pertenecientes a otras instituciones de carácter puramente científico, literario o artístico.
El 26 de febrero se me exigió la entrega de las llaves de la biblioteca, dándose principio al más escandaloso y arbitrario despojo. Los libros son llevados en carretas, y entiendo que se les embarca con destino a Santiago. La biblioteca, para decirlo todo, ha sido entrada a saco, como si los libros representaran material de guerra.
Al dirigirme a v.e. hágalo para que ante su ilustrado gobierno, ante América y ante la humanidad entera, conste la protesta que, en nombre de la civilización, de la moral y del derecho, formulo.
Con sentimientos de alta consideración y respeto tengo el honor de ofrecerme de v.e. muy atento seguro servidor.
Manuel de Odriozola
[1] HILDEBRANT EN SUS TRECE
2010 “Libros como botín de guerra”. Hildebrant en sus trece. Lima, año 1, número 9, pp.29.
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